los viajes de Ibn Battuta
Para despejar la mente de la intensidad del semestre finalizado me aventuré a leer un libro llamado The Adventures of Ibn Battuta. El libro, de unas 300 paginas, trata sobre los viajes de Ibn Battuta, el gran viajero islamico de la antiguedad.
A diferencia de ser una traducción de su muy conocida rihla (crónica de sus viajes), este libro es una introducción a la cultura islamica del siglo 14 basado en los viajes que hizo Ibn Battuta. Su autor, Ross E. Dunn, muestra en el libro la internacionalidad del Islam del entonces usando como base el contexto historico de los diferentes lugares que visitó Ibn. El autor, basado en un sin numero de estudios de otros historiadores, habla de las culturas y demás situaciones que ocurrian en esos días en cada lugar mencionado por Ibn.
Para los que no saben de él, Ibn Battuta viajó incansablemente durante casi 30 años siguiendo los caminos de la cultura Islamica. Viajó durante todos esos años desde su nativo Fez, en el actual Marruecos, hasta la lejana China. El documento que escribió al final de sus viajes posee un enorme valor histórico por dar un vistazo a la vida en varios de los centros mas importantes de la cultura de ese entonces, lugares como Delhi, Mecca, Constantinopla, Mali, Yemen, Sri Lanka, Cairo y las Maldivas.
Es curioso que leí este libro en parte para distraerme un poco de la ansiedad por mi pronto viaje a Costa Rica, de los bosques, de las playas y de la buena vida de las tierras tropicales. Toda esa supuesta distracción se terminó ayer cuando llegué a la página 275 donde, citando el rihla, decía (traducción mia):
“Las memorias de mi patria y el afecto a mi familia y amigos cercanos fue lo que me impulsó a volver a mi tierra, la que en mi opinión es mucho mejor que cualquier otro país.”
Es bien interesante leer esas palabras, escritas por alguien que tuvo la gran experiencia de servir en los mas importantes gobiernos de ese entonces, de poseer enormes riquezas y de tener una insaciable necesidad por viajar y conocer lugares nuevos. Lo que mas llama la atención es que un personaje de tal estatus se refiera así a una tierra que en terminos de cultura, política y poder militar era insignificante comparada con los lugares donde anteriormente tuvo la oportunidad de visitar y servir. Al final, como dice el poema de Cesar Miró: “todos vuelven a la tierra en que nacieron, al embrujo incomparable de su sol”, y eso, a fin de cuentas, es lo que más importa.
¡Nos vemos el viernes tiquicia!
A diferencia de ser una traducción de su muy conocida rihla (crónica de sus viajes), este libro es una introducción a la cultura islamica del siglo 14 basado en los viajes que hizo Ibn Battuta. Su autor, Ross E. Dunn, muestra en el libro la internacionalidad del Islam del entonces usando como base el contexto historico de los diferentes lugares que visitó Ibn. El autor, basado en un sin numero de estudios de otros historiadores, habla de las culturas y demás situaciones que ocurrian en esos días en cada lugar mencionado por Ibn.
Para los que no saben de él, Ibn Battuta viajó incansablemente durante casi 30 años siguiendo los caminos de la cultura Islamica. Viajó durante todos esos años desde su nativo Fez, en el actual Marruecos, hasta la lejana China. El documento que escribió al final de sus viajes posee un enorme valor histórico por dar un vistazo a la vida en varios de los centros mas importantes de la cultura de ese entonces, lugares como Delhi, Mecca, Constantinopla, Mali, Yemen, Sri Lanka, Cairo y las Maldivas.
Es curioso que leí este libro en parte para distraerme un poco de la ansiedad por mi pronto viaje a Costa Rica, de los bosques, de las playas y de la buena vida de las tierras tropicales. Toda esa supuesta distracción se terminó ayer cuando llegué a la página 275 donde, citando el rihla, decía (traducción mia):
“Las memorias de mi patria y el afecto a mi familia y amigos cercanos fue lo que me impulsó a volver a mi tierra, la que en mi opinión es mucho mejor que cualquier otro país.”
Es bien interesante leer esas palabras, escritas por alguien que tuvo la gran experiencia de servir en los mas importantes gobiernos de ese entonces, de poseer enormes riquezas y de tener una insaciable necesidad por viajar y conocer lugares nuevos. Lo que mas llama la atención es que un personaje de tal estatus se refiera así a una tierra que en terminos de cultura, política y poder militar era insignificante comparada con los lugares donde anteriormente tuvo la oportunidad de visitar y servir. Al final, como dice el poema de Cesar Miró: “todos vuelven a la tierra en que nacieron, al embrujo incomparable de su sol”, y eso, a fin de cuentas, es lo que más importa.
¡Nos vemos el viernes tiquicia!
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