aguas oscuras

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© G.A.Duran S. - 2016


Los espejismos no solo ocurren en el desierto.

Los reflejos de nubes y árboles en un agua calma son capaces de engañar. La tranquilidad que aparenta el paisaje haría muy difícil delatar la oculta función del lugar. La tubería que parece estar en desuso tal vez ayude a dar una idea de la naturaleza del sitio, pero se necesita de una mirada atenta al detalle para a primera impresión dar con ella.

Los ojos de lagartos que de vez en cuando se asoman, saliendo tímidamente del espejo de agua, también harían pensar que se está al lado de un lugar que no ha sido manipulado, tal vez de una laguna, un humedal estacional, un charco grande, o inclusive un estero junto al mar. A menos de que se le pregunte a los conocedores, pocos se imaginarían que los reptiles llegaron a las aguas calmas arrastrandose desde el río vecino a través de orificios que cavaron bajo la malla que a lo lejos se logra ver.

¿Cual es la razón de esos postes celestes en ese camino que al parecer divide los dos cuerpos de agua? ¿Serán marcas de distancias o señales de antiguos usos?

Nos cuentan esos mismos conocedores que por las condiciones del lugar no es posible que existan peces en estas aguas y los lagartos para sobrevivir se las tienen que ingeniar para cazar gallinas, perros y gatos de las casas vecinas. Los conocedores nos recalcan que esas casas no deberían de ser vecinas.

A veces, cuando la brisa deja de soplar, los olores comienzan tenuamente a delatar la naturaleza del lugar. El curioso se acercará a las aguas para tratar de descifrar de donde salen los olores, qué se esconde tras de ellos. Es entonces cuando el verde de las algas que tupe la superficie, en pequeños lapsos de tiempo, dejará entre ver lo que oculta.

Obscuro material que de todos es parte,
que lleva pedazos de nuestro ser.

Las tuberías recorren bajo la blanca tierra liberiana toda la ciudad. Traen lo que nadie quiere traer, lo que posiblemente todos olvidamos fugazmente. Casas, hospital, clínica, templos, escuelas y colegios... todos llegan al mismo lugar, a las mismas aguas.

En procesos simples, operando únicamente a través de la energía del sol, de la respiración y fotosíntesis, las algas y bacterias aeróbicas que viven en estas lagunas poco profundas se encargan de degradar la materia orgánica que carga en altas concentraciones el agua que en dos grandes tuberías llega hasta ahí. Esas bacterias y algas son los que en estas lagunas trabajan descomponiendo los excrementos - la caca - de todo el pueblo Liberiano. Son las lagunas facultativas que forman parte de la Planta de Tratamiento de Aguas que tiene Acueductos y Alcantarillados en Liberia y que funcionan para garantizar, al menos en cierto grado, que las aguas que van a dar al río Liberia, luego de ser utilizadas por toda la población, no estén "TAN" contaminadas.

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