Mi Harry Dean Santon y "Lucky"

Harry Dean Stanton se ganó mi corazón desde que vi hace muchos años su papel de "hermano con amnesia" en la película de Wim Wenders Paris, Texas. La vi, recuerdo, en el apartamento donde vivía en aquel entonces, en el vecindario de Cole Valley de San Francisco, en una tarde de bruma y viento del "invierno mediterráneo" del norte califoriano; una de esas típicas tardes que llaman a ver películas abrigado entre las cobijas y escuchando la llovizna golpear los vidrios de las ventanas.


La recomendación de Paris, Texas vino de mi buen amigo fotógrafo y cineasta Benjamín Guez. En algún momento de nuestras salidas de fiestas en los bares del distrito de la Mission de San Francisco, posiblemente tomando los infames vasos de margarita del Latin American Club - nuestro antro favorito - recuerdo que Ben me describió con mucho entusiasmo alguna de las escenas de la película, de colores intensos y actuaciones pausadas en ese desierto del sur estadounidense que en algún momento detesté muchísimo. Acá cabe mencionar que mi relación con el desierto estadounidense inicialmente no fue del todo agradable. ¿qué le iba a ver de interesante un ingeniero forestal acostumbrado al menjurje caótico y ruidoso del bosque tropical a un poco de tierra rojiza, piedras y cactus? pero aún así, y frente a mi sorpresa, luego de varias de mis giras universitarias al desierto, el paisaje  y sus pequeños detalles poco a poco fueron ganando mi total admiración.... tomo en cuenta acá que tal vez mi ahora amor por ese desierto pudo haberse influenciado en parte por la misma Paris, Texas y la historia tan entrañable que cuenta. 

Años después, exactamente el 16 de setiembre del año 2017,  justo luego de ver en la Galería Bastian de Berlín una muestra de las fotografías de Wim Wenders - incluidas varias que tomó mientras filmó París, Texas - supe que Harry Dean había muerto. Y no murió tiempo atrás, justamente había muerto el día anterior de mi visita a la galería. La sensación que experimenté cuando leí la noticia fue una mezcla de tristeza y sorpresa por la extraña casualidad: primero, no acostumbro a viajar a Europa (era mi segundo viaje en 39 años) y segundo, haber tenido la gran suerte de entre ese cosmos artístico que es Berlín, haber dado con esa exhibición en una galería tan "poco conocida" en el ambiente fotográfico internacional (o al menos en los blogs de fotografía que normalmente leo).

Así, pienso ahora, quedó forjado mi enlace con el gran Harry Dean.

© G. D. S - 2017

© G. D. S - 2017

Ayer ese enlace con Harry Dean volvió relucir, ya que mientras veía - observaba (¡admiraba!) en el Cine Magaly su última película, todos esos recuerdos volvieron a acomodarse en mi memoria.

Lucky, la última película en que actuó Harry Dean Stanton, es una obra de arte. Es un trabajo detallado que medita sobre nuestra relación con la muerte a través del día a día de su progratonista, un Harry Dean Stanton de 89 años que vive solitario en alguno de los pueblos del desierto del sur de los Estados Unidos. Cada diálogo en Lucky está cuidadosamente ajustado para irnos poco a poco mostrando qué significa ser/estar consciente de que nuestro adios está cercano. Según he leído, el papel de Harry Dean en Lucky fue ser Harry Dean, el guión se ajustó a sus comentarios, los diálogos a sus historias personales.

La repetitividad de las acciones que realizamos en la cotideanidad nos ayudan a soportar el paso del tiempo, esas acciones monótonas y rutinarias son como el ancla del barco que día a día la marea intentar sacar al mar. ¿Hasta cuando aguantarán esas rutinas? ¿Cuándo se romperá esa monotonía casi sagrada? ¿El malfuncionamiento del reloj de un coffee-maker será capaz de hacernos reaccionar al tiempo para caer en razón de que ya no tenemos ni 10 ni 30 años?. Lucky nos enseña cómo alguien de una edad tan avanzada convive con la sombra de la muerte, nos muestra su arraigo a una vida digna y cómo a pesar del cansancio de un cuerpo golpeado y longevo, se puede buscar incansablemente el trascender.

Lucky tiene pequeñas chispas que hacen tributo a algunos de los trabajos anteriores en que actuó Harry Dean. Se puede ver en partes de la película aquella paleta de colores y paisajes tan característicos de Paris, Texas y los diálogos lentos de Twin Peaks (¡el mismo David Lynch actúa en Lucky!). No me cabe duda de que la película es un homenaje al gran Harry Dean Stanton, un homenaje que tiene el peso de que se le logró hacer en vida, dos años antes de que muriera.

En Lucky sentí el calor del personaje que interpreta Harry Dean Stanton tan cerca de mi corazón como cuando vi Paris, Texas, y eso es mucho decir.

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