Buscando a Hemingway en Cuba


Entre los libros que he releído varias veces, existe uno por el que guardo un aprecio especial. El libro es la novela póstuma no muy conocida de Ernest Hemingway llamada "Islas en el Golfo" (Islands in the Stream) que trata sobre las tribulaciones del pintor Thomas Hudson en sus vaivenes por las aguas de la Corriente del Golfo.

La primera vez que "Islas en el Golfo" cayó en mis manos fue durante mis años colegiales, y ocurrió mientras rebuscaba en la biblioteca de mis tías maternas el famoso libro de lectura colegial obligatoria "El viejo y el mar". Una de mis tías fue profesora de literatura, por lo que su biblioteca está llena de joyas muy lejanas a lo que se acostumbra a leer en las secundarias costarricenses.

A pesar de que nunca antes había leído a Hemingway y dejándome llevar únicamente por su reconocida fama, sentí curiosidad por el blanco libro de ediciones Alianza Emecé que guardaba mi tía (no encontré "El viejo y el mar" en su biblioteca, por cierto). Al ojear sus primeras páginas y leer esa descripción con que empieza el libro, de la playa en la isla Bimini de las Bahamas, donde vivía su personaje principal, me sentí completamente atrapado por todos esos detalles que únicamente un cuidadoso observador habría podido notar del Caribe, de un paisaje que yo también creo sentir y, en cierta manera, comprender.

En la descripción de esa playa de las primeras páginas del libro me di cuenta que estaba leyendo a alguien que sentía una admiración por el mar muy similar a la mía. En esa descripción sentí que estaba leyendo a alguien al que entendía y que posiblemente él también me entendía a mi, a alguien con el que indudablemente me sentía identificado. Ese escritor tenía la gran destreza de lograr canalizar su gran amor por el mar en una descripción tan detallada (¡y hermosa!), que cada vez que la leo me provoca la difícil de explicar sensación que se experimenta con la contemplación.

El libro, además de aumentar mi admiración por el paisaje caribeño, creo que fue mi primera introducción a Cuba. Gran parte de la novela se desarrolla en La Habana y en las aguas que rodean Cuba. Habla de la vida del costeño, del que sale a pescar, del Caribe y de mi amada Habana.

No es casualidad que lo primero que pasó por mi mente cuando tomé esta foto en las calles de Cienfuegos de mi primera visita a Cuba fue imaginarme a Thomas Hudson, el personaje principal del libro, andando por la Isla.



Seguidamente, luego de mi primer viaje a Cuba y releyendo por cuarta vez Islas en el Golfo, me di cuenta que compartíamos también otra gran pasión: nuestro amor por la Isla de Cuba y por su gente, personajes también de la novela.

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El objetivo de mi segundo viaje a Cuba, aparte de los muy agradecidos regalos "inesperados" de la Isla (Festival del nuevo cine latinoamericano) era muy claro: hacer una peregrinación a los lugares favoritos que tuvo Hemingway en Cuba. Con esto no me refiero ir a ahogarme en ron en los bares concurridos de turistas escanadalosos de La Floridita y La Bodeguita del Medio, sino visitar de una manera más privada su casa en Finca Vigía y el conocido por no muchos busto que la comunidad de Cojímar le hizo a su visitante más recordado (y que Leonardo Padura en su libro "Adios, Hemingway" a través de la voz de Mario Conde le hace un bellísimo tributo).

Todo estaba listo, comenzó mi camino por la Cuba que también enamoró a Hemingway.



















© G.A.D.S. 2020


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