Un sobreviviente en San José

Desde hace ya más de medio año decidí reubicarme en la ciudad de Liberia. Una pequeña ciudad que con su recientemente creado aeropuerto internacional ha ido convirtiendose en el polo de desarrollo turístico (tradicional y no tradicional) del norte de Costa Rica. Por diversas situaciones todos los fines de semana viajo a San José y, debido a que viajo en bus, en cada ida y venida me toca caminar las calles del centro de la ciudad rumbo a las paradas de Moravia o de Liberia.

En mis caminatas por San José, que van desde el amanecer hasta altas horas de la noche, veo cosas que van desde lo más sublime hasta lo repulsivo. La sorpresa es casi siempre el ingrediente que mantiene el caminar andando, pequeños gestos, pinturas, grafitis, esquinas desconocidas que de repente aparecen y muestran que a pesar de la pobreza y la delincuencia, San José tiene cosas que valen la pena ver, cosas que reconfortan.

En el caminar hacia la estación de buses Pulmítan en San José (estación de buses de Liberia) siempre veo la ya reconocida Zapatería Panamá, un muy pequeño negocio que aún se mantiene en pie y funcionando en medio de escombros de antiguos pequeños negocios y que es visto no muy de lejos por los nuevos edificios altos de la zona del Paseo Colón.

Hace unos días, gracias a la entrada en el blog de Darien Montañez, encontré este mini documental sobre la historia del negocio y de la persona que está detras. Un oasis de trabajo manual en medio del mundo industrializado y ejemplo de una gran lucha.

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