Camas de mi vida. #16

Luego de que regalé la cama que usé por más de un año, la siguiente opción que me quedaba para pasar las noches del par de semanas que me restaban en San Francisco fue usar este futón de la foto. El futón llegó a manos de mi amigo Ricardo por su ex-roommate Briana. Ella se lo regaló cuando él se mudó con las manos vacías del apartamento que compartían en el Outer Sunset de San Francisco al de la foto, en el mas céntrico Cole Valley. Ricardo lo tuvo por un par de años hasta que se fue para Nueva York a continuar sus estudios, momento en que me dejó pasarme a su apartamento para continuar su contrato de renta, regalandome-vendiendome todos los muebles.

Como se ve en la foto el futón cuando se abría tenia el tamaño de una cama matrimonial, pero a pesar de la amplitud había algo en la textura del colchón que me incomodaba y me hacia pasar largas noches dando vueltas, tratando de acomodarme de la mejor manera. Cuando uno se acostaba el colchón se sentía como cualquier colchón - ni muy duro, ni muy suave - pero luego de un rato de estar acostado se comenzaba a sentir que no era totalmente plano, y que cuando uno se movía su textura no era muy agradable.

Las pocas pertenencias que me quedaban en ese momento prácticamente que me las llevé todas para Costa Rica: el sleeping bag (excelente compra en el outlet de REI), los audifonos Sennheiser de los que nunca me arrepentiré haber pagado $100, mi querida laptop (la misma que uso para escribir este post), el mismo mouse, y el mismo libro bajo la laptop usado para que la entrada de aire a la ventilación de la laptop no se obstruyera. El libro es el de Arboles Maderables del Trópico Humedo de la Editorial Tecnológica de Costa Rica.

En ese momento cuando tomé la foto habría pensado que cuando escribiera este post iba a sentir cierta nostalgia por los años que pasé en ese apartamento, pero muy sinceramente escribo que no es así.

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San Francisco. California. Año 2010

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