Tatiana Huezo y Tempestad

Durante el pasado Costa Rica Festival Internacional de Cine tuve la suerte de conocer a la documentalista salvadoreña-mexicana Tatiana Huezo, ganadora con su trabajo Tempestad del premio al mejor largometraje del festival.

Aunque ya hace un tiempo un buen amigo que había tenido la oportunidad de ver Tempestad en otro festival me pasó un enlace algo secreto para poder verlo en internet, y por esta razón desaproveché la oportunidad de verla en pantalla grande, el festival en Costa Rica también trajo otra joya del trabajo de Tatiana, su corto Ausencias, que con una temática similar a Tempestad nos hace abrir los ojos a situaciones que muestran los grandes niveles de inseguridad y sufrimiento que se viven en las calles de México.

Lo singular de esos trabajos de Tatiana, siento, es que nos presenta las historias utilizando dos caminos muy distintos: un audio desgarrador y una imagen de gran belleza. Mientras que la cinematografía de los trabajos nos encamina a través de detalles, escenas y lugares relacionados a las historias, la voz nos adentra en situaciones espeluznantes, en historias contadas con voces que reflejan todo el peso de haberlas vivido. Esa dicotomía entre imagen y audio crea un conflicto en el espectador, que en el caso mío, me hizo sentir muy incómodo al pensar que estaba disfrutando estéticamente historias que son realmente dolorosas, de avergonzarme de haber caído a través de la seducción de la belleza visual en el abismo del schadenfreude.

El último día del Festival tuve la suerte de asistir a un converesatorio con Tatiana donde se habló de su forma de trabajar, de sus trabajos anteriores y de su vida como documentalista. Para complementar la discusión nos presentó varias secciones de su primer largometraje llamado El lugar más pequeño, un documental donde ella se reencuentra con el país de su niñez rescatando vivencias de la guerra civil que tuvo El Salvador durante los años 80s. Tristemente por más que he buscado la película en internet, no he podido conseguirla.

Entre los puntos que me llamaron la atención de su charla está la importancia de hacer una investigación rigurosa del lugar-situación que se quiere documentar. En los tres trabajos existió un largo proceso para conocer la problemática y el lugar donde se desarrolla, para establecer vínculos fuertes con los documentados y para seleccionar las historias que más se adecuan al objetivo del documental. Suena frío escribirlo así, especialmente luego de ver el gran trabajo y el enorme peso humano de las historias que se cuentan, pero sin duda esta rigurosidad investigativa es uno de los motivos por el cual su trabajo tiene un efecto tan directo en el espectador.

Tatiana ha hecho estos tres trabajos con voz en off, grabando entrevistas planeadas muy cuidadosamente de las personas escogidas. Para los primeros acercamientos al lugar y a las personas no utiliza cámara alguna, simplemente los recorre, observa, escucha y toma notas. Las entrevistas, según nos comentó, son largas y dolorosas, donde en ocasiones, por más que ella trate de mantener la distancia entre el entrevistador y el entrevistado, no queda más remedio que llorar y abrazarlo... me sorprendería si no fuera así.

A pesar del dolor que transmite el trabajo de Tatiana, y que para muchos, sin duda, verlo sería ir más allá de lo soportable, considero muy admirable su esfuerzo por ahondar hasta lo más profundo situaciones de dolor que han experimentado personas como nosotros; en mostrar historias que si no fuera por ella, seguramente únicamente las conoceríamos de forma muy superficial a través de los noticieros populares.


Roya Eshraghi, Tatiana Huezo y Fernando Chaves Espinach luego de la proyección de Ausencias.
San José, Costa Rica.



Tatiana Huezo en conversatorio.
San José, Costa Rica.

Comentarios

Archivos populares

Caminando por la historia: de Turrialba a Siquirres por la linea del tren

La civilización de Kenneth Clark

Allá en Nandayure está el Cerro Azul

el profesor Francisco Delgado

Berlín de San Ramón