Casas en tierras ajenas
En momentos donde el mundo parece que va de pique a las profundidades del egoísmo y la indiferencia, el documental Casa en Tierra Ajena da chispas de esperanzas de que aún no todo se ha perdido. El documental trata sobre la migración forzada que se da desde Centroamérica hacia los Estados Unidos y fue hecho por un equipo interuniversitario costarricense compuesto por el profesor Carlos Sandoval, Ivannia Villalobos y Fabiola Pomareda.
El migrar entre países tiene motivaciones distintas que dependerán de las situaciones que viven los migrantes en sus lugares de origen. No es lo mismo lo que provoca a un costarricense tomar la decisión de irse a los Estados Unidos que lo que motiva a otro centroamericano dejar su país. En nuestro entorno tico el tal "sueño americano" se asocia a mejores condiciones económicas, en los otros países, en cambio, su significado es mucho más profundo.
El documental Casa en Tierra Ajena nos muestra con varios ejemplos la complejidad de las situaciones que ocurren en los demás países de Centroamérica y que han forzado a miles de personas a migrar a los Estados Unidos. Nos enseña también las enormes dificultades y peligros que acompañan a estos migrantes en su travesía por México, un país donde se vuelven personas invisibles y desechables, que son objeto de abusos tanto de los que forman parte del poder oficial como de los no oficiales. El documental finalmente presenta parte del trabajo de buenas personas que se han dedicado a darles una mano a los migrantes en esa lucha tan difícil que es llegar a cumplir el sueño de llegar a los Estados Unidos.
Entre estas personas que brindan ayuda al migrante en su recorrido por México es para mi muy admirable la labor del sacerdote jesuita Pedro Pantoja, una de las cabezas detrás de La Casa del Migrante de Saltillo, en Mexico.
Entre la enorme cantidad de experiencias que han forjado la vida del padre Pantoja están la de haber acompañado al dirigente Cesar Chávez en sus luchas contra la explotación del campesino en los Estados Unidos así como haber sido alumno del filósofo francés Michel Foucault mientras estudiaba en Paris (posiblemente en las lecciones sobre Subjetividad y Verdad que daba Foucault en el Collège de France). Esa lucha incondicional a favor de los valores de empatía, de ayuda al necesitado, de justicia social, por la que los jesuitas se han caracterizado a través de su larga historia se puede notar en cada frase que menciona el padre Pantoja durante el documental. Me parece admirable cómo el padre Pantoja nutre su fe a través de las vivencias de los migrantes que visitan el refugio y cómo a través de su incansable labor de apoyo al migrante logra trascender ritos y creencias religiosas, sirviendo como herramienta y guía para la creación de un mundo más justo, alcanzando de esta manera el estrato más profundo, más concreto, de nuestra condición humana.
...
Otto Alvarez es mi amigo y fue compañero de trabajo cuando viví en California. Otto es guatemalteco de nacimiento pero migró a California a escasos 5 años de edad junto con su mamá y hermanos. Ellos migraron huyendo de las matanzas que organizaba el general Ríos Montt en las montañas que rodean la Ciudad de Guatemala. Otto es el menor de su familia y estando en California creció en los barrios de East Oakland, zona conocida por los constantes choques entre pandillas, donde en las noches se escuchan balaceras y los asaltos son cosas de todos los días. Los hermanos mayores de Otto trabajan como camioneros y él es el único de su familia que tuvo la oportunidad de asistir a una universidad.
Otto hace un par de años terminó su doctorado en una de las Universidades de California (UC) y ahora tiene un puesto importante en una de las empresas grandes de San Francisco. Otto, a pesar de que su español no es muy fluido, es consciente no solo de sus raíces guatemaltecas sino también de todas las tribulaciones que tuvo que sufrir su mamá para poder sacarlos de Guatemala y llevarlos a un lugar donde pudiesen vivir. Su mamá, que si mal no recuerdo trabajaba en una escuela primaria, con toda razón debe estar muy orgullosa de los logros académicos de Otto, transformando en frutos el esfuerzo que ella realizó para superar los peligros, angustias y discriminación al escapar de Guatemala para llegar a ser inmigrantes en los Estados Unidos.
...
Mientras veía Casa en Tierra Ajena y discutía sobre el documental con los alumnos del curso que imparto sobre Vulnerabilidad Socioambiental recordé vivamente a mi amigo Otto, a su mamá y a la de tantos de mis amigos latinos allá en California que emigraron simplemente para poder tener la opción de vivir.
Hay historias de vida tan fuertes que para nuestra realidad de citadinos costarricenses parecerían sacadas de una novela de ficción. Si no se dan a conocer estas historias es muy difícil para nosotros dimensionar las condiciones por las que estas personas han decidido dejar sus tierras y familias buscando trabajo en un país ajeno. Gracias al documental Casa en Tierra Ajena podemos entender un poco las historias que envuelven a los inmigrantes centroamericanos y sensibilizarnos ante ellos. El salir del país de uno, dejando atrás a amistades y familiares, definitivamente que no es una decisión trivial.
Casa en Tierra Ajena se estrenó hace unas semanas en las universidades públicas de Costa Rica y la semana pasada se subió completa al YouTube. Acá lo comparto:
Al final del post copio textualmente la misión de la ONG Merienda y Zapatos, un grupo costarricense de apoyo al estudiante migrante creado por el mismo profesor Carlos Sandoval de Casa en Tierra Ajena:
Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.
El migrar entre países tiene motivaciones distintas que dependerán de las situaciones que viven los migrantes en sus lugares de origen. No es lo mismo lo que provoca a un costarricense tomar la decisión de irse a los Estados Unidos que lo que motiva a otro centroamericano dejar su país. En nuestro entorno tico el tal "sueño americano" se asocia a mejores condiciones económicas, en los otros países, en cambio, su significado es mucho más profundo.
El documental Casa en Tierra Ajena nos muestra con varios ejemplos la complejidad de las situaciones que ocurren en los demás países de Centroamérica y que han forzado a miles de personas a migrar a los Estados Unidos. Nos enseña también las enormes dificultades y peligros que acompañan a estos migrantes en su travesía por México, un país donde se vuelven personas invisibles y desechables, que son objeto de abusos tanto de los que forman parte del poder oficial como de los no oficiales. El documental finalmente presenta parte del trabajo de buenas personas que se han dedicado a darles una mano a los migrantes en esa lucha tan difícil que es llegar a cumplir el sueño de llegar a los Estados Unidos.
Entre estas personas que brindan ayuda al migrante en su recorrido por México es para mi muy admirable la labor del sacerdote jesuita Pedro Pantoja, una de las cabezas detrás de La Casa del Migrante de Saltillo, en Mexico.
Entre la enorme cantidad de experiencias que han forjado la vida del padre Pantoja están la de haber acompañado al dirigente Cesar Chávez en sus luchas contra la explotación del campesino en los Estados Unidos así como haber sido alumno del filósofo francés Michel Foucault mientras estudiaba en Paris (posiblemente en las lecciones sobre Subjetividad y Verdad que daba Foucault en el Collège de France). Esa lucha incondicional a favor de los valores de empatía, de ayuda al necesitado, de justicia social, por la que los jesuitas se han caracterizado a través de su larga historia se puede notar en cada frase que menciona el padre Pantoja durante el documental. Me parece admirable cómo el padre Pantoja nutre su fe a través de las vivencias de los migrantes que visitan el refugio y cómo a través de su incansable labor de apoyo al migrante logra trascender ritos y creencias religiosas, sirviendo como herramienta y guía para la creación de un mundo más justo, alcanzando de esta manera el estrato más profundo, más concreto, de nuestra condición humana.
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Otto Alvarez es mi amigo y fue compañero de trabajo cuando viví en California. Otto es guatemalteco de nacimiento pero migró a California a escasos 5 años de edad junto con su mamá y hermanos. Ellos migraron huyendo de las matanzas que organizaba el general Ríos Montt en las montañas que rodean la Ciudad de Guatemala. Otto es el menor de su familia y estando en California creció en los barrios de East Oakland, zona conocida por los constantes choques entre pandillas, donde en las noches se escuchan balaceras y los asaltos son cosas de todos los días. Los hermanos mayores de Otto trabajan como camioneros y él es el único de su familia que tuvo la oportunidad de asistir a una universidad.
Otto hace un par de años terminó su doctorado en una de las Universidades de California (UC) y ahora tiene un puesto importante en una de las empresas grandes de San Francisco. Otto, a pesar de que su español no es muy fluido, es consciente no solo de sus raíces guatemaltecas sino también de todas las tribulaciones que tuvo que sufrir su mamá para poder sacarlos de Guatemala y llevarlos a un lugar donde pudiesen vivir. Su mamá, que si mal no recuerdo trabajaba en una escuela primaria, con toda razón debe estar muy orgullosa de los logros académicos de Otto, transformando en frutos el esfuerzo que ella realizó para superar los peligros, angustias y discriminación al escapar de Guatemala para llegar a ser inmigrantes en los Estados Unidos.
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Mientras veía Casa en Tierra Ajena y discutía sobre el documental con los alumnos del curso que imparto sobre Vulnerabilidad Socioambiental recordé vivamente a mi amigo Otto, a su mamá y a la de tantos de mis amigos latinos allá en California que emigraron simplemente para poder tener la opción de vivir.
Hay historias de vida tan fuertes que para nuestra realidad de citadinos costarricenses parecerían sacadas de una novela de ficción. Si no se dan a conocer estas historias es muy difícil para nosotros dimensionar las condiciones por las que estas personas han decidido dejar sus tierras y familias buscando trabajo en un país ajeno. Gracias al documental Casa en Tierra Ajena podemos entender un poco las historias que envuelven a los inmigrantes centroamericanos y sensibilizarnos ante ellos. El salir del país de uno, dejando atrás a amistades y familiares, definitivamente que no es una decisión trivial.
Casa en Tierra Ajena se estrenó hace unas semanas en las universidades públicas de Costa Rica y la semana pasada se subió completa al YouTube. Acá lo comparto:
Al final del post copio textualmente la misión de la ONG Merienda y Zapatos, un grupo costarricense de apoyo al estudiante migrante creado por el mismo profesor Carlos Sandoval de Casa en Tierra Ajena:
Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable.
Eduardo Galeano.
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