Israel Mena, un naturalista nato

Nombre: Israel Mena alias Men
Lugar de nacimiento: Chontales, Nicaragua
Lugar de residencia: Santa Rita de Boca Tapada, San Carlos. Costa Rica
Hijos: más de 13
Oficio: trabajador de finca


Dentro de ese grupo de personas que la vida nos da la suerte de conocer, Israel es una de las que más me han llegado a sorprender.

Lo conocí durante mi trabajo en la zona norte de Costa Rica en el año 2004. El iba a ser uno de nuestros guías en el campo, lo recomendaban por ya haber trabajado en varios proyectos parecidos al de nosotros. Lo que buscábamos era un guía que nos acompañara durante 6 meses por el área donde se quería crear el Parque Nacional Maquenque, 60 mil hectáreas en un área de zonas semi inundables donde la lapa verde tiene su nido, y de gran importancia regional por ser el punto de unión entre los bosques de Costa Rica y Nicaragua.

Su trabajo normal es como peón en tres terrenos propiedad de una empresa con sede en San José. El objetivo de estas fincas es la protección de bosque y de esto recibir los pagos por Servicios Ambientales. Men y su compañero de trabajo, conocido como Terrible, son los encargados de mantener en buen estado las cercas alrededor de las fincas y de informar a su superior sobre cualquier eventualidad que pase. Esta es una zona con fuentes de trabajo casi nulas y él se consideraba afortunado por tener un trabajo fijo y con todas las de ley (seguro social, etc.)

Hablar con Israel sobre el bosque es como abrir un baúl lleno de joyas. Habla con un carisma tan grande sobre lo que ha aprendido muy empíricamente en sus 40 y tantos años de vida, de sus observaciones sobre lo que comen los pájaros y otros animales, de las plantas medicinales del bosque, de las características de los diferentes árboles que hasta los nombres científicos ha ido aprendiéndose. Esto me parece muy admirable ya que el buen Men no tuvo la oportunidad de estudiar ni siquiera escuela primaria. Los años de juventud los pasó en las filas de la Contra nicaraguense, combatiendo en la guerrilla al lado de Eden Pastora a las orillas del Río San Juan.

Ni en las largas caminatas en el campo, ni en las tardes cuando tomábamos chicha en su casa me habló de sus historias de guerra. Seguramente muy oscuras para contarlas a alguien que lo que sabe sobre la guerra lo ha aprendido en libros y en películas.

Su amor por la naturaleza es enorme: frente a su casa hay un árbol de higuerón que mantiene lleno de orquídeas. Si ustedes van y le preguntan él muy orgullosamente les va a contar la historia de cómo ha ido consiguiéndolas. Guarda una colección de libros y fotocopias sobre aves, orquídeas y árboles que le han ido regalando sus amigos y que con hablarle un poco muy orgullosamente va a sacar y enseñarlos.

Definitivamente encontrar a Men fue como encontrar una aguja en un pajar. Pienso que deber ser muy difícil mantener ese espíritu de amor y admiración por la naturaleza en una región marcada por el machismo, la cacería furtiva, el madereo y la sombra de una guerra. Dos de sus hijos menores, Danfer y Roger, parece que van a continuar con ese admirable espíritu.

A esta fecha tengo un año de no saber de Men ni su familia. La última vez que los visité, entre los vasos de chicha brava que nunca hacen falta en su casa, me comentó con mucho orgullo del reconocimiento público que le hizo Nelson Zamora, director del departamento de botánica del INBio en la reunión de presentación de resultados de otro importante proyecto sobre los bosques de esta región, donde también ayudo como baquiano. Bien merecido para este querido amigo.