la boda de Patricia

Era el 2007 cuando, después de varios emails y con la emoción de ir a vivir a un país diferente, fui a Curridabat a firmar un contrato a la casa de una familia que hasta ese día era totalmente desconocida para mi. Dicho contrato era para nada mas y nada menos, rentar un apartamento por dos meses en San Francisco California, los dos primeros meses en mi nueva ciudad.

¿Y como es eso de firmar un contrato en Curridabat – Costa Rica para alquilar un apartamento a miles de kilómetros de distancia? La historia es larga y llena de casualidades pero aún así la voy a tratar de resumir en unos pocos parrafos:

Di con Patricia, una tica que también vive en San Francisco, gracias a Flickr. Sucedió luego de que yo visitara por primera vez el Area de la Bahía allá en el 2006, y la encontré mientras buscaba fotos de lugares interesantes en San Francisco. Le escribí comentándole de mi viaje a la ciudad, me respondió y seguimos intercambiando emails. Hablando con mi hermana sobre la nueva amiga cibernetica, resultó que eran buenas amigas y hasta habian sido compañeras en Arquitectura en la UCR (¡pequeño país!).

Cuando me avisaron los de la beca que venía a estudiar a San Francisco le escribí para contarle. La fecha de mi llegada resultó excelente porque en ese tiempo Patricia necesitaba volver a Costa Rica por tres meses para tramitar su nueva visa de trabajo y por su viaje necesitaba alquilar su apartamento. Dos de esos meses iban a ser mis primeros en San Francisco.

El mismo día que llegué a la ciudad conocí a su entonces novio Alex (ahora esposo) y desde ese día hemos sido muy buenos amigos. Alex es francés y conoció a Patricia hace ya varios años en la Casa de Estudiantes Internacionales de la Universidad de Berkeley mientras hacían sus maestrías.

Patricia y Alex decidieron casarse este enero y escogieron Costa Rica como lugar para hacer el importante evento: la Iglesia de Herradura para la ceremonia y Villa Caletas para la celebración. La boda calzó con mi viaje a Costa Rica, así que rodeado de la familia de ambos, amigos de San Francisco y San José celebramos de día y de noche al ritmo de Son de Tikizia y la comparsa de Orotina para terminar con un chapuzon en la piscina en altas horas de la madrugada.

(Y para hacer tiquicia todavia más pequeña, la fotógrafa de la boda resultó que era compañera mía en el colegio)

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