don Miguel y sus quetzales
Allá en las montañas del sur de Costa Rica, teniendo de vecinos al Parque Nacional La Amistad y la frontera con Panamá, vive don Miguel Sandí. Allá, subiendo por Sabalito y pasando por Mellizas, por caminos de tierra que solo en la época seca se pueden transitar sin tener que encadenar las llantas del carro. Allá, en un pequeño valle rodeado del bosque de altura mas hermoso que he encontrado en Costa Rica… Allá, donde llaman la Zona Protectora Las Tablas vive él con su esposa y su hija, rodeados de unas cuantas vacas, un par de caballos y de cientos de quetzales, pájaros campana, dantas y jaguares.
Aprovechando la corta estación seca de las montañas del sur de Costa Rica, cada febrero acostumbraba ir con los amigos de Coto Brus a visitar a don Miguel y su familia. Ellos muy amablemente nos vendían la alimentación y nos dejaban dormir en unos ranchos a la entrada de la propiedad. Para los investigadores que en esas fechas estaban en el Jardín Botánico donde yo trabajaba, esta era una oportunidad casi única para poder ver quetzales y pájaros campana sin tener que lidiar con los hoteles, guías y demás turistas de los otros lugares donde se pueden observar estos raros pájaros.
A pesar de vivir a mas de 2 horas en carro del vecino más cercano, don Miguel se las ingenió para tener en su casa casi todas las comodidades de la vida moderna. Gracias a una planta eléctrica tipo “Fulton” que instaló al lado de una quebrada lograba tener electricidad para la refrigeradora, televisión satelital, lavadora y radio de comunicaciones. Con una pequeña plantación de duraznos, melocotones, ciruelas y moras, más un lago artificial con truchas, lograba sacar suficiente dinero para mantener a su pequeña familia.
Las Tablas y la propiedad de don Miguel siguen en los primeros puestos de mi lista de los mas hermosos lugares de Costa Rica.
Aprovechando la corta estación seca de las montañas del sur de Costa Rica, cada febrero acostumbraba ir con los amigos de Coto Brus a visitar a don Miguel y su familia. Ellos muy amablemente nos vendían la alimentación y nos dejaban dormir en unos ranchos a la entrada de la propiedad. Para los investigadores que en esas fechas estaban en el Jardín Botánico donde yo trabajaba, esta era una oportunidad casi única para poder ver quetzales y pájaros campana sin tener que lidiar con los hoteles, guías y demás turistas de los otros lugares donde se pueden observar estos raros pájaros.
A pesar de vivir a mas de 2 horas en carro del vecino más cercano, don Miguel se las ingenió para tener en su casa casi todas las comodidades de la vida moderna. Gracias a una planta eléctrica tipo “Fulton” que instaló al lado de una quebrada lograba tener electricidad para la refrigeradora, televisión satelital, lavadora y radio de comunicaciones. Con una pequeña plantación de duraznos, melocotones, ciruelas y moras, más un lago artificial con truchas, lograba sacar suficiente dinero para mantener a su pequeña familia.
Las Tablas y la propiedad de don Miguel siguen en los primeros puestos de mi lista de los mas hermosos lugares de Costa Rica.
© 2007. Guillermo A. Durán
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