Las camas de mi vida. #1

_DSC0395Moravia. San José. Costa Rica

Mi cama es la de la izquierda, la de la derecha es de mi hermano. El cuarto está en el 2ndo piso de mi casa.

En esa cama he dormido la mayor parte de mis noches… desde hace como 20 años, cuando mis papás la compraron después de pasarnos a vivir de vuelta a San José, hasta que cumplí 25 años, cuando me gradué del Tec y me fui a vivir al campo.

Son de puro cenízaro, buena madera… y según recuerdo las habían hecho en Muebles Soto, en Heredia… una mueblería de muy buena reputación, donde solo buenos ebanistas trabajan... o por lo menos eso decían mis papas.

Mis papas las compraron de segunda mano, y se supone que el negocio había sido toda una ganga. Las compraron en una de esas ventas de garaje que hacían en aquellos tiempos en el Barrio La Guaria de Moravia; en la época en que el tal “barrio americano” comenzó a volverse barrio tico, y todos los extranjeros y ricachones que vivían ahí emigraron a otras barriadas de San José, dejando los chüicas viejos en baratillo.

Si notan en la foto las cortinas y las sabanas hacen juego. Fue un regalo de mi tia Cecilia. No se porqué se le habrá ocurrido regalarnos un juego de sabanas y cortinas con tema de marineros cuando yo ya tenía casi 25 años y mi hermano 18... como dicen por ahí “lo que cuenta es la intención” y no se podía desperdiciar el regalo.

Viendo la foto me imagino que con esa cortina tan delgada los vecinos de atrás podían ver todo el cuarto cuando encendíamos la luz en la noche. Hace no tantísimos años en vez de ese resplandor blanco que se ve en las cortinas por el sol reflejándose en los adoquines del parqueo de los vecinos, lo que se veía era el verde intenso de un montón de vástagos de guineo y unas cuantas matas de café abandonadas.

Cuando estaba en la escuela y mejenguiabamos en el patio de mi casa, a cada rato teníamos que brincarnos la tapia para recoger la bola en el cafetal ese, y teníamos que hacerlo rápidamente antes de que las fieras guardianas que supuestamente rondaban el terreno se dieran cuenta de los intrusos y nos atacaran. Las tales fieras eran un par de doberman flacuchos que nunca supimos si de verdad los soltaban para cuidar la propiedad.

Me da mucha nostalgia ver esa foto de mi cama con esas sabanas y cortinas porque la tía Cecilia del regalo pasó a mejor vida hace unos meses… ella fue la que me enseñó ingles cuando yo estaba en el colegio y desafortunadamente por pocos meses no pudo llegar a ver mi titulo de maestria, el fruto de tantas tardes y noches que pasó ayudando con el ingles al adolescente disperso e inquieto que era yo.

Salud tia!

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