Las camas de mi vida. #3


Boca San Carlos. Lado Oeste del Río San Carlos. Norte de Costa Rica. Año 2004

Las candelas iluminan el cuarto del improvisado colegio del pueblo de Boca San Carlos. A pesar de que el Ministerio de Educación había instalado paneles solares para mejorar las condiciones de vida del único profesor del colegio, tales maravillas de la civilización no daban abasto para iluminar mi improvisada cama. Como ayuda al Proyecto Maquenque, doña Julia Hernandez se las ingenió para alistarme una cama en el edificio, casi casa, casi hotel y casi colegio. Tan improvisada era la situación que pueden notar que la candela de la izquierda está sobre un lavatorio… extraño lugar para un lavatorio si el aposento donde yo dormía se toma como un cuarto de una casa, mucho mas extraño si se piensa que era el aula de un colegio.

La pasé bien en mis noches de ese lado del Río San Carlos. A veces también llegaban dos estudiantes de biología de la Universidad de Costa Rica: Rolier y Pablo. Ellos estaban trabajando en sus tesis de licenciatura, investigando sobre la biología de los sabrosísimos langostinos de los ríos San Juan y San Carlos. Con Rolier, Pablo y el profesor del colegio pasé muchas noches degustando las cervezas Toñas y comentando las bondades de vivir y trabajar en el campo. Entre amigos, el sonido de los ríos al mezclarse y las bocas de pescado frito se pasaban rápido el par de horas de luz que daba la planta de electricidad del bar cada noche.

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